La integración latinoamericana es un proyecto que intenta consolidarse desde 1960, cuando a través del tratado de Montevideo se formó la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio (ALALC). Sin embargo, el intercambio entre países latinoamericanos es muy inferior al de la Unión Europea, de casi 70 %, o de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAA) de más de 50 %.
En América Latina es poco el intercambio comercial entre los países que la conforman. En 2016 el comercio intrarregional representó apenas un 15 % del comercio de la región, por debajo del intercambio en 2009, que alcanzó un 18 % de las ventas y un 20 % de las compras.
El propio objetivo de la integración regional se ha visto afectado por otros acuerdos como el Mercado Común Centroamericano (1960), la Comunidad Andina de Naciones (1969), Mercado Común del Sur —MERCOSUR— (1991) o la Unión de Naciones de Suramérica —UNASUR— (2008) que sucedió a la Comunidad Sudamericana de Naciones (2004), o la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América —ALBA— (2004).
En 1994 México se integró al Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) con los Estados Unidos y Canadá. Otros países de la región (Centroamérica y la República Dominicana, Chile, Colombia, Panamá y Perú) siguieron sus pasos. También realizaron este tipo de acuerdos con la UE. Estos tratados también afectaron la integración en la región.
La participación de la región en el comercio internacional se ha visto reducida de un 12 % en 1948 a solo 6 % en 2014. Esta caída se explica porque el intercambio mundial de manufacturas ha sido más dinámico que el de materias primas, un componente central en la canasta de exportaciones de América Latina y el Caribe. Por esta misma razón, la balanza comercial latinoamericana tiende a ser negativa.
El proceso de integración latinoamericana es oportuno en términos comerciales ya que resulta una vía que puede dar un renovado impulso al comercio de la región. La región requiere plantear un acuerdo que promueva la integración productiva mediante la eliminación de barreras al comercio y la inversión como una estrategia para fomentar y crear oportunidades de mercado y así impulsar su crecimiento.
La integración regional, aunque a veces ha sido menospreciada por sus escasos resultados no puede ser soslayada pues, en el momento actual, podría ser un factor de fortaleza para la región. Los países más integrados son los que tienen las mayores posibilidades de participar en cadenas globales de valor (CGV). Por ello, promover el acceso preferencial para bienes, servicios e inversiones, así como el tránsito de personas de la región puede ser una forma muy poderosa de promover la colaboración productiva para fortalecer la participación de la región en el comercio mundial.
(Adaptación de información publicada en publicaciones@cepal.org.)
Según el BID, las exportaciones de bienes de América Latina culminaron el 2020 con una baja de hasta 13 %.
1. ¿Qué son las cadenas globales de valor?
2. ¿Qué tipo de productos exportan principalmente los países de América Latina y el Caribe?
3. ¿Por qué América Latina presenta una balanza comercial deficitaria?
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