La respuesta al medio

Este es un ejemplo de lo que hacían los macacos de la isla japonesa de Koshima. Hace más de cincuenta años, estos primates vivían y se alimentaban “tierra adentro” de la isla, hasta que un grupo de investigadores japoneses comenzaron a arrojarles batatas desde la playa. El grupo rápidamente se acostumbró a acercarse hasta la playa, limpiar de arena las batatas y comérselas. Un año después, se observó que una hembra, llamada Imo, llevaba una batata al agua, la sumergía con una mano y con la otra la lavaba. Muy pronto otros macacos comenzaron también a lavar las batatas. Pero solo los que estaban asociados con un lavador adoptaban el mismo hábito, los machos adultos no participaban de estas reuniones. Las hembras jóvenes que adoptaron esta técnica se la transmitieron a sus hijos. Actualmente, todos los macacos de la isla de Koshima lavan sus batatas con agua salada antes de comerlas.

Koshima es una pequeña isla de 32 hectáreas en la prefectura de Miyakazi, al sur de Japón, en la que viven un centenar de macacos japoneses