Jean de La Fontaine
Todo el verano cantó
la Cigarra, pobre artista,
y estaba muy desprovista
cuando el invierno llegó.
Sin la más leve porción
de mosca ni de lombriz,
a llamar fue la infeliz
a la Hormiga a su mansión.
—Ruego a usted —dijo a la Hormiga—,
me preste un poco de grano
hasta que llegue el verano,
cara vecina y amiga.
Antes de agosto, sin duda,
pagaré, a fe de animal,
interés y capital.
¡Venga, señora, en mi ayuda!
La Hormiga, dura y mezquina
(es su defecto mayor):
—¿Qué hizo usted este verano?
—dijo a la triste vecina.
—¿Qué hice, señora? Cantar.
—respondió la interpelada.
—¿Cantó entonces la afligida?
Pues bien, ahora, ¡a bailar!
© Todos los derechos reservados Longseller S.A. 2020
Desarrollado por Leticia Francalancia