 Audiocuento: La leyenda de la flor del ceibo
Audiocuento: La leyenda de la flor del ceibo A orillas del Paraná, vivía una tribu guaraní a la que pertenecía Anahí, 
    una indiecita que  amaba profundamente su tierra. 
Cuando Anahí recorría la selva, entonaba con su dulce voz los cantos
que había  aprendido de su abuela, y hasta el río torrentoso parecía 
detenerse a escucharla.
  
Un día llegó navegando por el río una embarcación enorme. 
    De allí descendieron
numerosos hombres blancos armados 
y dispuestos a destruir a los indios
para arrebatarles  las tierras.
  
La tribu se defendió. Anahí también luchó como  los más valientes. 
    Pelearon días y noches.  Semanas enteras. Pero los invasores los 
    iban  venciendo poco a poco. 
Anahí, junto con otros guerreros, fue capturada. Pasó varios días
prisionera en el campamento    español, hasta que una noche logró
escapar    matando al centinela que la vigilaba. Huyó y se    escondió
en la selva, pero los soldados la    persiguieron y la atraparon.
Como castigo por su rebeldía, la joven fue condenada a morir en
la hoguera. La    ataron a un árbol al que encendieron fuego. 
Pero Anahí, a medida que crecían las    llamas, iba cantando 
con su dulce voz una canción en la que pedía a Tupá, el dios
de los    guaraníes, por su tierra, por su tribu, por su selva y por su río.
    Su voz se elevó al cielo y, al comenzar el    nuevo día, ante el asombro de
los soldados    conquistadores, el árbol, lejos de haberse consumido 
con las llamas,    se veía vigoroso y colorido.
    
Tenía un tronco resistente, hojas verdes    y relucientes, y hermosas 
    flores rojas    y aterciopeladas.    Y hasta el día de hoy la flor del ceibo
conserva su belleza.
Leyenda guaraní.
    (Versión de Paula Moreno).